A mí, justamente a mí, venir a hablarme de Daniel Orvieto…..qué quiere que le diga, o por el contrario, qué desea que calle?,. Si yo apenas lo conocí, aún cuando compartimos muchas charlas y prolongados silencios. Sí, ya sé que me va a decir que fui el último conocido que le vió con vida. Puede, eso está aún por comprobar pero, a pesar de todo ¿qué importancia puede tener semejante hecho?. Ya sabe usted que la policía se inclinó por una caída accidental, mucho menos un suicidio y ni digamos un crimen, así que no espere grandes revelaciones por mi parte ni hallar la solución a un misterio inexistente. Deje que la morbosa sospecha siga anidando en la mente de los necios….tan decididos a desconfiar de todo, que terminan por creerse cualquier cosa…
- Pero antes de …
- Ya se lo que va a preguntarme – interrumpió Batista – y la respuesta es no. No me dijo nada cuando lo dejé en la puerta de su casa, apenas dos horas antes de su fallecimiento, según determinó la autopsia. Ud., querido Fonseca, está enfermo de literatura; piensa que los grandes acontecimientos de la vida, como en este caso el óbito de Daniel, vienen precedidos de grandes frases y se equivoca por completo. Es justo al contrario; nuestros actos vienen envueltos en la más insultante banalidad…
Mire, Fonseca, déjese de barajar conjeturas absurdas y tire por el camino de la lógica. El tipo iba mamado, y eso si quiere se lo firmo ante notario, salió al balcón a fumar, perdió el equilibrio y se estrelló contra el pavimento. Listo, no hay más misterio que la intoxicación etílica, una barandilla demasiado baja y un hombre muy alto.
- Tal vez tenga razón. Tal vez esté demasiado obsesionado, como si quisiera encontrar una significación al hecho de que, apenas una semana antes, él me citara para encargarme sus Memorias. ¿Pero por qué, si no supiera con exactitud que iba a morir, iba a confiar su propia biografía a otro escritor?. No encuentro otra congruencia más allá de la idea de un suicidio planeado.
- ¿Y por qué iba a quitarse de en medio? Tenía dinero, éxito con las mujeres y una salud de hierro. Además, ¿ud. cree que no hubiera escenificado otro fin, digamos más poético?. No, alguien como Daniel, fascinado con desenlaces como el de Mário de Sá-Carneiro o aquella novia de Matisse que se cortó las venas en una bañera llena de champagne rosado, no se tira a propósito para romperse la cabeza contra el suelo.
- En todo caso, ahora que ya no puedo escribir sus Memorias, quisiera ficcionar lo poco que conozco, y pueda documentarme, de su vida. No es una deuda ni un homenaje, sino una forma de dar una salida útil a mis pensamientos.
- Eso está bien, pero no comprometa su salud mental en ello. No vale la pena.
Dos días después, los periódicos amanecieron con la noticia del fallecimiento del famoso editor Emilio Batista, coincidiendo con el primer aniversario de la desaparición de quien fuera uno de sus más íntimos amigos, el escritor Daniel Orvieto. La similitud entre ambos decesos, en forma y en fecha, junto a los testimonios de personas del entorno, han llevado a los investigadores a pensar en el suicidio como hipótesis de partida. “Nunca superó la muerte de Daniel”, comentaron quienes mejor lo conocían.