sábado, 6 de febrero de 2010

Entrevista a M. M. (rescatado de un cajón del escritorio)

Fragmento de la entrevista que el conductor de la tv argentina Andrés Haddad (coloquialmente conocido como “el turco”), realizó al célebre escritor Mario Padovani, durante la última emisión (13/05/2010) del programa “Café con Letras”;

- ¿Qué lleva a un autor tan notorio como usted, mimado por crítica y con extraordinario éxito de ventas, a adentrarse en el sendero de la novela negra? ¿Y por qué la elección de un pseudónimo de reminiscencias tan obvias como Tabaré Rabinowitz?
- Bueno, en primer lugar quiero aclarar que nunca he considerado a la novela negra un género menor y añadir que, ya desde mi temprana adolescencia, me ví seducido por esos personajes marcados por la soledad, el whisky y cierto aura de derrota y desengaño. Luego, de grande, relegué estas lecturas a las esperas en aeropuertos o estancias en hoteles hasta que un buen día, hace poco más de un año, repentinamente, comenzó a crecer en mí el deseo cada vez más intenso de escribir una. Enseguida, el ansia se transformó en la convicción de que podía hacerlo, y así fue cómo publiqué dos títulos bajo el pseudónimo de Tabaré Rabinowitz. En lo referente a éste, le diré que tiene que ver con un chiste que me contaron hace tiempo en el que una sexóloga revela a un compañero de viaje curioso, que los hombres que tienen el pene más largo son los judíos y de mayor grosor, los uruguayos. Entonces, el tipo, con ánimo de impresionarla se tira el lance: Permítame que me presente, soy Tabaré Rabinowitz. (risas)
- En la listas de los libros más vendidos en medio mundo, aparecen los suyos de un modo recurrente ¿no tiene miedo que, a pesar de la evidente calidad de los mismos, haya gente que deje de leerlos por una mal entendida idea de elitismo y huída de los gustos mayoritarios?
- La verdad, ése es un hecho que me resulta irrelevante, aunque debo señalar que encuentro un poco absurdo, y acaso ridículo, permitir que prejuicios tan simplistas se impongan al inteligente criterio literario pero…allá cada uno con sus lecturas.
- En Italia, España y otros países europeos, usted es considerado una especie de "enfant terrible", no sólo por su negativa a aceptar puestos académicos en reputadas universidades sino por su declarado desprecio por la literatura que se hace actualmente en el Viejo Continente…
- Cierto, leo a muy pocos autores de dicha procedencia y salvo honrosas excepciones, principalmente del Este, me decanto por escritores del continente americano, de punta a punta.
- Tampoco resultan novedosas sus manifestaciones elogiosas acerca de la mujer argentina… ¿qué es lo que le fascina tanto y qué es lo que la hace distinta de las demás?
- Le voy a decir que, si bien no tengo un prototipo claro de mujer, siento cierta debilidad por las argentinas de piernas largas. Aparte de esto, y entrando ya en la generalización de nuestras hembras, me gustan porque tienen mucho garbo, un toque de histeria y un mundo que no encontré en féminas de otras procedencias. No sé en qué medida esto tiene que ver con el psicoanálisis, la mezcla de razas o condicionantes ambientales…Además, como apuntó un personaje de mi querido y admirado Antonio Muñoz Molina, no es lo mismo llamarse Mariluz Padilla Soto que Carlota Fainberg, ¿no le parece?