Fragmento de la entrevista que el conductor de la tv argentina Andrés Haddad (coloquialmente conocido como “el turco”), realizó al célebre escritor Mario Padovani, durante la última emisión (13/05/2010) del programa “Café con Letras”;
- ¿Qué lleva a un autor tan notorio como usted, mimado por crítica y con extraordinario éxito de ventas, a adentrarse en el sendero de la novela negra? ¿Y por qué la elección de un pseudónimo de reminiscencias tan obvias como Tabaré Rabinowitz?
- Bueno, en primer lugar quiero aclarar que nunca he considerado a la novela negra un género menor y, en segundo añadir que, ya desde mi temprana adolescencia, me ví seducido por esos personajes marcados por la soledad, el whisky y cierto aura de derrota y desengaño. Luego, de grande, relegué estas lecturas a las esperas en aeropuertos o estancias en hoteles hasta que un buen día, hace poco más de un año, repentinamente, comenzó a crecer en mí el deseo cada vez más intenso de escribir una. Enseguida, el ansia se transformó en la convicción de que podía hacerlo, y así fue cómo publiqué dos títulos bajo el pseudónimo de Tabaré Rabinowitz. En lo referente a éste, le diré que tiene que ver con un chiste que me contaron hace tiempo en el que una sexóloga revela a un compañero de viaje curioso, que los hombres que tienen el pene más largo son los judíos y de mayor grosor, los uruguayos. Entonces, el tipo, con ánimo de impresionarla se tira el lance: Permítame que me presente, soy Tabaré Rabinowitz. (risas)
- En la listas de los libros más vendidos en medio mundo, aparecen los suyos de un modo recurrente ¿no tiene miedo que, a pesar de la evidente calidad de los mismos, haya gente que deje de leerlos por una mal entendida idea de elitismo y huída de los gustos mayoritarios?
- La verdad, ése es un hecho que me resulta irrelevante, aunque debo señalar que encuentro un poco absurdo, y acaso ridículo, permitir que prejuicios tan simplistas se impongan al inteligente criterio literario pero…allá cada uno con sus lecturas.
- En Italia, España y otros países europeos, usted es considerado una especie de "enfant terrible", no sólo por su negativa a aceptar puestos académicos en reputadas universidades sino por su declarado desprecio por la literatura que se hace actualmente en el Viejo Continente…
- Cierto, leo a muy pocos autores de dicha procedencia y salvo honrosas excepciones, principalmente del Este, me decanto por escritores del continente americano, de punta a punta.
- Tampoco resultan novedosas sus manifestaciones elogiosas acerca de la mujer argentina… ¿qué es lo que le fascina tanto y qué es lo que la hace distinta de las demás?
- Le voy a decir que, si bien no tengo un prototipo claro de mujer, siento cierta debilidad por las argentinas de piernas largas. Aparte de esto, y entrando ya en la generalización de nuestras hembras, me gustan porque tienen mucho garbo, un seductor toque de histeria, y un mundo que no encontré en féminas de otras procedencias. No sé en qué medida esto tiene que ver con el psicoanálisis, la mezcla de razas o condicionantes ambientales…Además, como apuntó un personaje de mi querido y admirado Antonio Muñoz Molina, no es lo mismo llamarse Mariluz Padilla Soto que Carlota Fainberg, ¿no le parece?
---------------------------------------------------------
DESAPAREZCO POR UNOS DÍAS. NECESITO ESCRIBIR COSAS PARA MÍ MISMO.