Frente a frente, en una mesa de Café, se miraban a los ojos sintiendo el temor ajeno y el incómodo nerviosismo propio. Tenían que hablar pero temían hacerlo. Aún cuando eran conscientes del trayecto recorrido desde su amor inicial hasta esta actual situación, su interior anhelaba no dar vida al doloroso “Qué lástima….todo hubiera podido ser de otra manera”. Cada uno guardaba algo que decir y cada uno deseaba que el otro expresara una opinión contraria y una declaración de fe por arreglar las cosas. Ella se moría por que él le agarrara la mano y la acariciara con sus dedos fuertes siempre cálidos. El, dominaba las ganas de besar esos labios que tanto había besado sin cansancio.
- Yo no puedo esperarte mientras estés fuera del país – dijo ella de repente
- Estás en tu derecho
- No es que no te quiera sino justamente por eso, porque te quiero, pero Ya y Ahora. Estoy cansada de esperar…..esperé por demasiadas cosas en la vida y me cansé.
- Está bien, pero yo no puedo desaprovechar esta beca. Es mi oportunidad para un futuro mejor
- Entendéme, yo dejo la puerta abierta pero no puedo garantizarte de que, cuando regresés, ésta no esté cerrada para vos
- Te quiero, y no soy tan egoísta como para pedirte que ralenticés tu vida por mí. Respeto tus decisiones y no quiero interferir en ellas pensando únicamente en mí. Vos tenés que hacer lo que querás hacer…fuiste dependiente demasiado tiempo y te toca, ahora o nunca, romper con esa tendencia
- Lo sé
- Voy a guardar un cariñoso recuerdo de vos
- Yo también
Se pusieron de pie, se dieron la mano y ella corrió hacia la calle para que no ponerse a llorar allí mismo. El, volvió a sentarse y pidió un whisky doble; necesitaba apagar lo que le quemaba por dentro.
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PD: La repetición de "no puedo", tres veces en tan poco espacio, fue a propósito.