Mientras se concretaba alguno de mis proyectos de documentación presentados, mataba las sucesivas jornadas de parado sin prestación desayunando fuera, repasando la prensa y descubriendo autores nuevos en mi librería de referencia y títulos descatalogados en otras de lance. Me hartaba también de vagar por las calles mojadas, sin llevar nunca paraguas y soportando las estúpidas miradas reprobatorias de alguna vieja chota (como si mi actitud les afectara en algo) o del típico pelotudo a quien en su casa no enseñaron que es de mala educación quedarse mirando a la gente. Con uno de éstos, un tipo con menos carnes que un híbrido entre Patti Smith e Iggy Pop, no me aguanté más y le espeté con mi mejor cara de ogro: “¿Y vos qué mirás, tarado?”. Desvió la cabeza y aceleró el paso. Mejor para él. Por lo demás, apenas nada que reseñar; no me atraía tomar cañas solo en los bares, mi colección de películas porno tailandesas había quedado obsoleta hacía rato y mis ex amantes ni se tomaban la molestia de responder a los mensajes más o menos sutiles que les mandaba al celular. En resumen, estaba en crisis así que, para adecuarme a mi estado decadente, me resistía a afeitarme, vestía con poco esmero y sólo consumía platos enlatados. Para compensar, mermaba a conciencia mi bodega y remataba mis comidas con café a granel y una religiosa copita de oporto.
Sin embargo, en medio de un panorama donde se movía entre el color negro y una amplia gama de grises, tuve la luminosa fortuna de toparme en Internet con una entrevista al magnífico escritor argentino Pablo Rosensztein. Casi me emociono por el hallazgo. Yo siempre fui un fiel seguidor suyo, desde que descubrí su primer libro de cuentos “Variaciones de lo parecido” (que remonta el paso del tiempo a lomos de una exquisita ingenuidad juvenil) hasta su última novela “Más al norte” (2009) pasando por la elegante “Sutilezas” (1999), la que está considerada su obra maestra “Premoniciones” (2001) o las más que dignas “Maquinaciones de un cómodo” (2003), “Aburrido” (2005) y el grueso compendio de relatos bélicos “Locos son los otros” (2007) por eso, me tumbé en la cama con el portátil entre las piernas y dispuse a escuchar sus palabras.
Dado que Rosensztein es un autor de sobra conocido por los amantes de la buena literatura, paso directamente a reproducir algunos de los pasajes más interesantes de la citada entrevista. La misma, tuvo lugar en los estudios de Canal 13, en el marco del programa literario Tintero Azul, la conducción del espacio corrió a cargo del “turco” Sergio Alaluf y la fecha, corresponde al 19 de Septiembre del pasado año:
- A la gente le resulta curioso su empeño en no presentar ninguna de sus obras a concurso literario alguno ¿es una fijación, una promesa o una estudiada pose?
* No es ninguna de las tres cosas. Simplemente tengo arreglada la cuestión económica y por tanto no necesito prestarme a intrigas ajenas a mi ética. Además, yo escribo para mí y para algunos lectores, no para ganar a nadie.
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- En su obra, los personajes suelen ser individuos en busca de remisión, con ánimo de engancharse a la vida cuando parece que los trenes dejaron de pasar y de pronto asoma una locomotora allá por el horizonte ¿por qué de esta constante?
* Y bueno, supongo que arrastro influencias de la novela negra, un género que siempre me gustó y que nunca abandoné y también porque me resultan más seductores los perdedores que quieren cambiar de condición, que los eternos ganadores. Son más humanos, se prestan mejor a los matices y despierta mi curiosidad observar cómo se aferran desesperados a luchar contra los envites del azar y los rigores de una realidad poco gratificante para poder ganar, aunque sólo sea por una vez.
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- Su padre es un superviviente del Holocausto de origen polaco, su madre una afamada pintora norteamericana y usted pasó varios años en un kibbutz de Galilea ¿en qué medida piensa que este bagaje multicultural ha influido en su obra, bien apreciada en el exterior, por cierto…?
* Míre….yo soy de Letras, por lo tanto soy un hombre de metáforas y no de divisiones. Esto queda para las precisiones matemáticas, pero no para mí….Con esto le quiero decir que me sobran las etiquetas….La obra de todo autor brota inevitablemente de sus vivencias y sus circunstancias vitales. En mi caso, tuve la fortuna de vivir en varios países y tratar desde pequeño con gente de toda condición étnica y cultural, con lo cual, no me siento ajeno en casi ninguna parte del mundo pero, de en cualquier caso, le aseguro que, en el fondo, nos parecemos más que lo que indican nuestras formas. El hombre no cambia a la misma velocidad que la tecnología, y no es nada extraño que los anhelos de un indígena de Nueva Guinea coincidan bastante con los de un bombero de New Jersey.
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- Para terminar, ¿cómo ve el futuro del libro?
* Jodido, lo veo jodido. Por un lado, es cierto que cada vez se editan mayor número de títulos pero….los chicos parecen crecer cada vez menos interesados en la lectura….prefieren otros tipos de ocio que requieren menos esfuerzos, ante la casi total indiferencia de los progenitores quienes, con tal de que no les molesten cuando regresan de la oficina, los dejan hacer lo que quieren, sin implicarse activamente en su educación. Hoy en día, a un pibe de trece años le regalás “La isla del tesoro” y te lo tira a la cabeza después de mandarte una puteada…..Y si hablamos de los lectores adultos, qué quiere que le cuente ! Vió usted la lista de los más vendidos el último mes?....
- Sí, y estaba usted
- Jajajaja por eso !