POR FAVOR, NO ME LO DIGAS:
Una mirada enfadada, de soslayo, mientras preparaba la cena, presagiaba lo que ocurriría más tarde en la mesa. La materialización de sus temores más íntimos; de ese miedo a que, mirándolo, ella le dijera: “he dejado de quererte”.
IDIOTA:
Soy actor - me dijo, con una sonrisa de injustificado orgullo que se expandía por la totalidad de su anodino rostro.
Asentí con la cabeza y continúe con mi periódico, afanado en encontrar ofertas de trabajo más interesantes que las expuestas por Tecnocasa (encubierta fábrica de clones) y Mc Donald's.
- Soy actor - reiteró con idéntica expresión.
Cerré le periódico y lo observé detenidamente unos instantes. Llevaba sombrero, gafas de sol (a pesar de la escasa luz del local resultaban inocuas para sus retinas), camisa tipo militar abierta hasta casi el ombligo y por la que asomaba un rosario, pantalones caídos repletos de bolsillos, y unas sandalias, que no disimulaban la roña de sus pies ni las cortantes uñas que parecían mejillones.
- ¿y qué otra cosa podrías ser? - le solté, con tono sereno y de sentencia más que de pregunta.
El taradito lo tomó como un elogio y, con su sonrisa de estúpido a cuestas, se acercó a la barra a pedir dos cañas.
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